viernes, 24 de septiembre de 2010

Qué cosas...

Los objetos somos cosas inanimadas que podemos pertenecer o no a los hombres.

Al objeto le caracteriza una utilidad. Práctica o decortiva. Una vez acabada la utilidad, se desecha, desguaza o recicla.
Los objetos que el hombre usa para crear o dominar otros objetos se llaman herramientas.

El término objeto también se refiere a la meta de algo, su propósito

unos objetos que se dedican a sentir se llaman sensores. Son cosas capaces de sentir calor, frío,ruido humedad, fuego, presencias ..
Los más sofisticados pueden reconocer personas o incluso son capaces de crear cosas. Tienen manos, ojos, pies... son inteligentes...

Los humanos pueden ser considerados objetos. Algunos son tratados como cosas. Otros no son más que una herramienta. Hay los que no, pero algunos tienen dueño. Algunos se estropean y son incapaces de sentir. De ver u oír. La mayoría, por extrañas razones, dejan de ser inteligentes.

Algunos hombres, por objetar a ser objetos, terminan siendo objetivos.

Algunos son desechados, otros desguazados, otros son reciclados.

Berrido de Kwaku Andrew

Una joven democracia, empujada por un rápido crecimiento se debate a
diario entre otro episodio de uniformes en la calle u otros anos de
mas bonanza. Bonanza de unos cuantos, la mayoría ademas, de fuera.

Las estrechas miras de aquellos que viven incluso en la capital,
inmersos en el desvencijado país que los coloniales regentes y las
empresas en auge les están dejando.
Entre todo esto, la falta de conocimiento de los peligros de nuestro
modo de vida, son los foráneos los que sin ningún cargo de conciencia
estan abarrotando sus mercados de problemas medioambientales, manías
de consumo insostenibles y sobre todo, una sobreexplotación de los
recursos; sin prestar atención aparente, ninguna de las partes, en
alimentar a esta pobre vaca que tanta leche esta dando.
Tan pronto como se averigua que son enormes las reservas de gas en el
norte del país, me remuerde pensar entonces que el futuro de esta
juventud esta posado sobre una bomba de relojería, donde ya se ve a la
inversion extranjera estrechando ávida la mano del pobre político de
turno que no sabe aun lo larga que es esta ininteligible hipoteca.

La cultura es el vehículo mas practico para convencer al pobre hombre,
a la pobre familia, de que esa fanfarria tan graciosa en la pantalla
no es mas irreal que su vida, en un país donde el amplio cuchillo de
los predicadores abre hondas sendas de donde es complicado
desencajarse, donde no hay hueco apenas para el discernimiento, donde
el concepto de vida no es mas que el que marca una u otra parte de una
biblia y donde el sentido de verdad es tan estricto, que a veces, al
hablar, siente uno según la cara del interlocutor, que se esta
saliendo del margen.

Las bibliotecas ya van perdiéndole la carrera a los bares, donde se
esconden los confusos , los desesperados, y los desocupados a
preguntarse por qué.

La televisión se debate entre escuetos telediarios donde se habla de
este país como si de un barrio se tratara, mientras los contactos con
los países vecinos apenas existen; Ghana es como un nene mimado que
rehúsa a hablar con los otros en este parque, sectorizado por ti y por
mi, por nuestra manera de necesitar cosas que aquí también hay,
imitaciones de las imitaciones, deseos infantiles que siquiera ningún
adulto puede pagar.
Así, duermen creyendo que este lado del mundo se les ha quedado hace
ya años muy pequeño, parece mentira que en nuestro mundo unos quieran
comer comida de verdad y la paguen cara, mientras viven en un mundo de
plástico, y mas triste aun cuando todo esto pasa al contrario.

Es tan difícil explicarle a alguien de aquí la suerte que tiene como
sentar a una clase de niños con todos los privilegios y hacer que
dejen de juguetear con su móvil.

Peor es concebir a todas las sociedades, haciendo lo propio,
equivocándose a toda costa, mientras piden justicia, la justicia de
poder comprar todas esas cosas que no necesitan a base de hipotecar
lo que todavía no tienen.


Pobres ignorantes… los que nunca hemos sabido como se planta un tomate…

viernes, 28 de mayo de 2010

Felices

Gente pasa por la vida como por una pista de atletismo: Corren, sudan, se cansan, y acaban.

Otros como por el Camino de Santiago y cuando llegan, se suben a un bus y vuelven a casa a continuar haciendo el mal.

Algunos viven siendo esclavos de sus placeres carnales, son máquinas del sentir, y es el deleite de lo que más aman y menos deben, lo que los mata.

Otros van de trekking y por culpa de salir guapos para la foto, tropiezan y caen por un barranco.

Feliz cumpleaños

¡Hola hija!

Te escribo porque me aburro.

Siempre que entras, hablas con todos y parece que al venir tu dolor, sintieras un piadoso rencor hacia mí, y yo desapareciera.
¿Quién será el culpable? Al final no pasamos nada de tiempo juntas.

Le he oído a tu padre que te has ido a Italia… ¡Qué envidia!
Tendrás muchos sitios a dónde ir hasta que te llegue el lugar donde quedarte.

–Supongo que todavía estás allí. ¿Sigues con aquel chico tan guapo?... Cómo se llamaba…

Todos los días me imagino que una de esas tardes largas que paso, vienes a verme e incluso te quedas a dormir.

Creo que fue el mes pasado tu cumple; no sé por qué pero no me acuerdo. Cada vez me cuesta más distinguir el tiempo desde que estoy aquí. También habéis dejado de celebrar el mío.

Odio cuando la gente viene, porque no paran de hablar de sus problemas… ¡La que tiene un serio problema soy yo!
Es extraño, porque pese a seguir viva, vas notando cómo ya no cabes en la vida de nadie.
Talvez es ahora cuando me doy cuenta que yo también hice lo mismo.

Es muy tarde, la luz se apaga y me gustaría que me mandases fotos o al menos poder escuchar tu voz; No sé si salga ya de aquí, supongo que todos los demás ya lo sabéis.

Me conformaría con que pudiera salir de mi maltrecho cerebro esta manida carta.

Te quiere, tu mamá.

jueves, 18 de marzo de 2010

Cenizas

Me pregunto quién intimidó al fuego.
Al principio irrumpía en este planeta sin preguntar.
Ahora es crimen, algo que cada vez más, se oculta y aplaca.

El fuego era vida y origen, y ahora se toma por destrucción y arrebato.
Bendito sea el fuego que de improviso invocamos y al que ahora tanto tememos.

Ese fuego que alimentamos, sabiendo… necesitando.
Que creció hasta envolvernos y que acabó fundiéndonos.
El mismo fuego que nos estremece cuando en él pensamos.

Donde sus lenguas nos sacudieron y convirtieron nuestras mentes en cenizas,
Nuestros sentimientos en amasijos, algo que perdió sentido, forma,
pero que alimentó al fuego; justo ahí nos amamos.

Nuestros cuerpos siguen hechos de las mismas cosas,
Serán nuestros miedos los que todo han petrificado.

Yo sólo aspiraba a abrazarte desde la espalda,
Besarte como sólo lo hacen en el séptimo arte y en los cuadros.
Abrazarte precipitadamente como algo que me enfría, mientras ardes.
Acercarte para que sientas el latido de mi corazón y la frecuencia de mis espasmos,
Mientras nos destemplamos el uno al otro con los ojos cerrados.

Terminar siendo ascuas, a las que el viento roba retazos,
Volviendo a formar parte de la vil materia,
Recogiéndonos en el infinito, habiéndonos destrozado.

sábado, 13 de marzo de 2010

Un barrio

En este barrio todas las casas son de plástico y madera. Son un reflejo fiel de quienes día a día vienen aquí. No hay otro lugar para ellos. El poco esfuerzo con que se construyeron es latente cuando viene la lluvia, y siempre, a alguna se lleva.
Los derrumbes a veces desdibujan calles y otras, se borran manzanas enteras.

Conocí a Lucía. En mi fatigado andar, me invitó a entrar para contarme algo. Por la puertita de su cocina hay que pasar haciendo reverencias.
El suelo de tierra, el fogón casi inexistente, todo un hogar sin hoguera; los utensilios se adivinan sólo por el halo que desprenden; son productos de remate de algún basurero, a los que alguien más pobre salvó de su muerte certera.

Ella llegó allí persiguiendo un amor que poco más que tres niñas le dio, su juventud se borró a la vez que a golpe de vicio y noches eternas se marchó su belleza.

-A éste barrio todos pasan, dice, de visita; pero se les adivina que algún día, por falta de lugar a dónde ir, vendrán a instalarse. Poco les queda.

La lluvia empieza a caer dejando claro que nadie ahí, pese a que caiga día a día, esté preparado para aguantarla. Me marcho viendo cómo las ventanillas abiertas permiten, por desidia o por pereza, que todos los juguetes viejos del interior floten.
Cada coche parece una piscinita de colores donde mañana el lodo será el único pasajero sin quejas.

Me voy y sin darme cuenta, la noche cercana impide saber, amén de mi confusión y lluvia, el camino que haga que finalmente retorne; ha sido borrado por los torrentes y, las luces… no me hacen de guía sino que me deslumbran y me hacen aún más torpe.

¿Estaré pensando en ser vecino de esta inmunda ciudadela? Poco halago tiene, pues el retorno no se elige ni encuentra.

lunes, 8 de marzo de 2010

La pérdida


Y otra vez, te perdí.
Con lo fácil que fue encontrarte…
Hay cosas que me pierden.

Perder siempre se me dio bien.

Lo barato que me fue
Contrasta con lo caro
De cuando te fuiste.

Esa desolación me hace sentir
El mismo imbécil
Que me impidió cuidarte.

Esa tarde que sin yo saberlo,
Tú me huiste.

Adoraba abrir tus patas
Y contemplar el mundo
A través de tus dos gotas

Veía, y veo.
También vi a través
De lo que fuiste

Ya no entenderé las cosas
Tal como me las hiciste ver

Hondo cayeron mis sueños
Tan lejos como ver, me permitiste.

Ahora ese agujero crece.
Crece agrio dentro de mí.

Y maldigo el momento en que,
Hechizado por tu gracia,
Con ella, de muerte,
me heriste.

Herido, me tambaleo
Como buscándote
Pese a estar ya rendido
Exhausto, desde que lo supe.

No supe la suerte que tuve
Y hasta hace tan poco…

Que te fuiste.

Agatha Ruiz DLP