miércoles, 26 de agosto de 2009

Decepción

El tiempo muchas veces guarda más dolores que alegrías.
Tan espeso como el dolor se siente el tiempo, pese a ser el mismo.
Esperamos, creyendo que es algo que siempre termina.
Hay otros que esperan algo de la vida y nunca acaban.

A veces veo la frustración de aquel que trabaja en una estación de trenes.
Todos los días se hartará de ver a gente partir, ilusiones irse y llegar;
La estabilidad es su seguridad y su perdición.
Día tras día verá cómo el tiempo se le escurre
cuando los demás buscan perderse para encontrarse.

Siempre está el que dice que andaba en una vida tan ocupada que no tuvo tiempo a hacerse feliz.
Otros se dieron tanto a sus metas que olvidaron cuidar lo importante y terminaron triunfando solos.

Si la incertidumbre del buen hacer vuelve a los indecisos mendigos y a los atrevidos cadáveres,
pocas cosas puede hacer aquel que se debate entre ambas,
cultivando el apego a los seres amados y añorando el éxito a la vez.
También viceversa

Cuando se trata de caminar y se teme hacer daño
Cuando la misma soledad es escudo y espada
Espada de doble filo
Escudo con agujeros que cualquier espada podría llenar

No cualquiera puede blandirlos
Los menos atrevidos los abandonan, ni miran
Les aterroriza pensar que el óxido se alimenta
tanto de las herramientas como de sus esfuerzos,
que jamás habrán de medrar.

Así, afila el guerrero su acero y maldice el labrador la azada
Uno celebra un día de vida, el otro desea no volver a despertar
Cada cual ha aprendido a ser de lo que ahora reniega
Arrepentirse, otro verbo que jamás tendrá producto
Otra opción que no se elige ni da ningún fruto dulce

Tanto actúan los que yerran
como poco el que abusa de sopesar
Talvez por eso existan las parejas, equipos,
gente de bien huyendo de su mal

Dado que no se elige,
El caminante no espera;
Aunque no deba,
camina hacia lo mínimo…
que le puede pasar.